Publicado el 02 Enero del 2010
Mi comienzo con la música fue con 14 años (luego de asistir a mi primer recital de “Los Piojos”), al insistir a mis padres para que me compraran mi primer instrumento musical.
Este instrumento fue El Bajo Eléctrico ya que a mi modo de verlo este contaba con pocas cuerdas (4) entonces supuse que al tener menos cuerdas seria mas sencillo poder formar una banda, si claro una banda de Rock. Lo que hacia era poner algún casete y tocar bajo ese casete, sin saber nada sobre tonos ni nombres de los trastes. Contaba con un afinador electrónico el cual facilitaba esta situación.
Paso mucho tiempo y el bajo cada vez lo tocaba con menos frecuencia, en realidad no me encontraba mucho con el y fue por eso que lo termine vendiendo con mis 18 años para poder comprarme mi primera guitarra eléctrica.
Ya con mi primera guitarra eléctrica me llamo la atención como es que se hacen los acordes, ya que veía que todos lo hacían y con El Bajo no lo había visto. Decidí entonces comprarme una librito básico donde explicaban como hacer los acordes principales. Así fue que con este instrumento probé muchas cosas y siempre me dejaba con ganas de seguir probando mas cosas y así pasaban horas buscando nuevos acordes.
También comenzaron las zapadas con conocidos del barrio y antiguos amigos de infancia que me entere que estaban tocando algún instrumento. Muy pocas veces las zapadas tenían que ver con Covers ya que generalmente Invertia mi tiempo en improvisar, aunque no tenia temas propios, buscaba ser espontáneo y que la música me lleve.
Gracias al tocar con estos músicos me fue necesario tener un instrumento mas transportartable que una guitarra eléctrica y mas aun con su amplificador, o mismo una plaza donde no se encuentra energía eléctrica. Entonces junte algún dinero para comprarme mi primera guitarra criolla con 20 años.
Luego de muchos años ya con 22 años me dije… creo que los músicos deberían saber leer una partitura. Así fue como busque una profesora para que me enseñe a leer partitura, fui al conservatorio y conseguí un teléfono y comenzamos con las clases. Las clases duraron 2 o 3 meses, básicamente quería entender como es el sistema de funcionamiento de la lectura de estas.
En mi primera clase quede totalmente asombrado cuando me di cuenta que con un solo instrumento uno podía hacer mas de una melodía por separado y teniendo que ver entre ellas. La primera lección era difícil de leer claro, pero su digitación era muy sencilla, pero era clarísimo como se podían escuchar las 2 voces y armaban algo realmente muy completo. La profesora me trajo un casete entonces de Andrés Segovia y la sensación fue alucinante. Más allá de las técnicas empleadas en la guitarra clásica que en la guitarra eléctrica.
Pasaba por una época donde veía que las cosas hechas hace siglos atrás eran mas lindas, asimismo me llamaban la atención las cosas que funcionan por si mismo, como puede ser una radio galena, una bicicleta, un planeador, hornos solares, etc.
Todo esto me alejo de lo eléctrico, tecnológico y sentí la necesidad de querer hacer algo que funcione por sus propios medios y eso era una guitarra criolla.
Busque el sindicato de Luthiers y fue donde conseguí muchos números telefónicos donde poder contactar a Luthiers, algunos solo fueron charlas telefónicas, otros iniciaban con proyectos.
Ricardo Louzao fue quien me abrió por completo las puertas a este mundo y donde me entere que existía la guitarra clásica, flamenca, romántica, vihuelas, laúdes y muchísimas otras variantes.
En el taller escuchaba una guitarra que sonaba muy rápido el punteo y pregunte a Ricardo Louzao quien es el que esta tocando y me dice… Paco de Lucia… otra vez sorprendido, venia considerando que la única manera de tener velocidad era con una púa (para novedad la púa es antiquísima, se la denominaba Plectrum). Realmente un picado flamenco es muy rápido y no podía creer lo extenso que se hacia este mundo.
Estaba contento conmigo porque estaba conociendo cosas nuevas muy interesantes, pero por otro lado estaba un poco decaído porque hubiera sido mas lindo haber conocido todo este mundo con anterioridad.
Así fue como en el taller de Ricardo Louzao escuche muchísimos intérpretes nacionales y extranjeros. Clásicos y flamencos.
Y ni que hablar de poder escuchar muchísimas guitarras de su autoria todas diferentes y poder compararlas en el momento. Fue todo esto lo que realmente me apasiono, la diferencia que puede haber entre una y otra, realmente maravilloso. Ya sea por su modo de contracción, estética, materiales o manera de tocar del músico.
Notaba en Ricardo Louzao mucha seguridad en lo que decía y todas sus justificaciones me sonaban muy correctas.
Construimos con mis 24 años mi primera guitarra clásica, estilo Santos Hernández. Realmente me daba miedo tocarla, sentía que era todo increíble, mucho instrumento para mi.
Desde ese entonces y después de escuchar tan lindas composiciones para guitarra decidí algo nuevo para mi que fue componer en el estilo clásico. Me aleje por un tiempo de la lutheria, aunque siempre teniéndola muy presente.
Hasta que sonó el teléfono en mi casa, salí corriendo para atenderlo dejando mal acomodada la guitarra y resbalo la guitarra que había construido y rompí la tapa armónica por completo, no lo podía creer, pero me lo trate de tomar con muchísima calma.
Ricardo Louzao estaba muy ocupado con sus nuevos proyectos (edición de su libro entre otros) y no estaba con tiempo, por tanto me puse en contacto con alguien que conocí en el taller de Ricardo Louzao, a Fabian Querol.
Teniendo 27 años Fabian Querol me ayudo a reparar la guitarra rota y aprendí muchas técnicas de construcción y reparación diferentes. Este encuentro con Fabian Querol genero en mi ganas de querer hacer y buscar mejoras en un instrumento musical propio y es así como lleve a cabo MIS BUSQUEDAS las cuales puede encontrarse en el link de Proyectos.