Publicado el 23 Enero del 2010
La guitarra, como instrumento delicado que es, ha de cuidarse de manera esmerada, y siempre que no se esté tocando, deberá esta guardada en su estuche , que será de constitución rígida a fin de resguardarla de los eventuales golpes. La humedad o sequedad extremas son peligrosas, así como el paso rápido de humedad a sequedad y viceversa, pueden ocasionar rajas en la madera por muy curada que esté. Nunca deben colgarse en la pared, ya que estas suelen captar y transmitir la humedad. Si la humedad fuera excesiva podría ablandar las colas, llegando a producir despegaduras en el instrumento. La madera es Higroscópica, osea que adquiere en su interior humedad o la despide de acuerdo con el ambiente que la rodea. Es recomendable mantener el instrumento entre el 65 y el 80 % de humedad relativa del aire.
Cuando la guitarra deba viajar en avión , en la bodega de equipajes, hay que aflojar completamente las cuerdas. Nunca se deben colocar en los maleteros de los coches, ya que expuestos al sol pueden alcanzar temperaturas de 75% y la guitarra sufrir daños irreparables. Una raja no tiene importancia si se recurre pronto a un buen reparador de instrumentos, y si esta se produce en al tapa y cerca del puente es aconsejable aflojar las cuerdas. Nunca debería abandonarse una guitarra encima de muebles o sillas y jamás ponerla cerca de un foco que expida calor.
Es obvio que hay que evitar los golpes y los roces, porque una guitarra vieja si se conserva en estado impecable posee gran valor porque la sonoridad aumenta con el paso del tiempo.
Es conveniente mantener las guitarras afinadas siempre en el mismo tono y, en caso de desear cambiar las cuerdas , no quitar las viejas de una vez, sino cambiar una afinarla con las demás, y así proceder de una en una con las restantes; este tiene por objeto que el puente y la tapa no pierdan ni por un momento la tensión a que están acostumbrados, lo que produciría una disminución en el sonido que tardaría algún tiempo en recuperar.
En las cuerdas de nylon, las cuartas, quintas y sextas, entorchadas, pueden perder gran parte de su sonoridad a causa del sudor de las manos, lo que desmerece mucho el sonido de una buena guitarra; cuando esto ocurre, se les puede devolver a su primitiva sonoridad aflojándolas completamente y volviendo de nuevo a tensarlas y si esto no es suficiente, se les puede lavar con jabón, cuidando de no frotarlas para que no se afloje el entronchado, y no volviéndolas a colocar en la guitarra hasta que estén bien secas. Para la limpieza de la guitarra no se usará alcohol, por ser éste disolvente de algunos barnices, sino que se empleará cualquier producto de los utilizados para la limpieza de muebles o con un trapo ligeramente húmedo en agua.